lunes, 5 de diciembre de 2016

El regalo del amor

Y pido que, arraigados y cimentados en amor, puedan comprender, junto con todos los santos, cuán ancho y largo, alto y profundo es el amor de Cristo; en fin, que conozcan ese amor que sobrepasa nuestro conocimiento, para que sean llenos de la plenitud de Dios”. (Ef. 3:17-19).

En una investigación de la revista “Brides” en el 2014 sobre las bodas en EEUU, encontraron que el 19 % de todos los compromisos ocurrieron en diciembre, convirtiéndolo así en el mes más popular para comprometerse. Y, ¿saben cuál es el día en el que con más frecuencia se realiza la “petición de mano”? Las estadísticas muestran que ese día es el día de Nochebuena. Hay más personas que se comprometen en Nochebuena que en el “día de los enamorados”. Los datos publicados por Facebook el año pasado indicaron que Nochebuena es el día que escoge la mayoría de las personas para comprometerse, el 2do es Navidad, 3ero Año Nuevo y, por último, el día de los enamorados.
Y desde luego, no es nada incorrecto celebrar el amor en este tiempo. Pero, centrar demasiada atención en los abrazos y encuentros románticos puede impedirnos ver con claridad cuál es la verdadera historia de amor de la Navidad.
Los desafío pues, a no perder de vista la historia auténtica del amor la historia de amor que ha sido escrita para todos nosotros, la historia del amor verdadero, fiel, imperecedero y sacrificial. El amor de Dios al enviar a Jesús es el único amor que cambia todas las cosas

Desde el instante mismo de la creación, el amor de Dios se hizo ver en el mundo. El amor de Dios estuvo con Adán y Eva en el huerto del Edén antes que el pecado entrara en el mundo y aún después. Dios demostró su amor salvando a Noé y a su familia del diluvio y otorgándoles un nuevo comienzo. En el Antiguo Testamento, Dios, en su amor, dio los mandamientos y la ley como una vía para que su pueblo expiara sus pecados y permaneciera conectado con él. Y su amor trastornó el mundo cuando envió a su Hijo para que viviera entre nosotrosel Dios del universo que nació en un establo, murió en la cruz y resucitó de los muertos. Solo el amor pudo trastocar y derribar el poder de la muerte y del mal.  “El amor más grande que uno puede tener es dar su vida por sus amigos.” (Jn.15:13 DHH)

Sin embargo, la historia de la Navidad no es un mero sentimiento. Es la historia del amor de Dios en acción, el Dios del universo te ama tanto que lo abandonó todo para estar contigo, para sacrificar su vida a fin de que tú pudieras estar con él. Este amor es el segundo regalo de Navidad que desenvolveremos en este tiempo de Adviento.

(“En tiempos antiguos Dios habló a nuestros antepasados muchas veces y de muchas maneras por medio de los profetas. 2 Ahora, en estos tiempos últimos, nos ha hablado por su Hijo, mediante el cual creó los mundos y al cual ha hecho heredero de todas las cosas.” Heb.1:1-2DHH)



  1. Aceptar su amor.
Pues Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna. (Jn.3:16DHH)
Dios mismo te ofrece su amor. ¿Lo aceptas?  ¿O lo rechazas? Uno acepta el regalo a través de creer y recibir a Jesús. Solo hay dos respuestas posibles: aceptar o rechazar, SI o NO.  “Espera” o “más adelante” u “otro día” es lo mismo que decir “NO” a Dios. La invitación de Dios está abierta hoy. Mañana no lo sabes. Puede que ya no vivas mañana o puede que ya no tengas la oportunidad de decirle que si al regalo de Dios. Hoy es tu oportunidad !!! 
  1. Experimentar su amor.
Al ver las noticias de Ohio o los comentarios de la campaña política, tal vez te hace preguntar si existe todavía el amor. Es fácil permitir que la preocupación por el día de mañana, o la semana o el año que viene, nos abrume y nos impidan sentirnos amados.
Todas esas cosas importan, Dios no te pide que las ignores para poder experimentar su amor. No estás obligado a eliminar o deshacerte de la prisa ni de las preocupaciones. Dios te invita a llevárselas, a entregarle las heridas y las preocupaciones más profundas de tu vida y permitirle que te llene y te renueve con su amor. Y la buena noticia es que el amor que él te da por medio de su Hijo Jesucristo es suficiente. El apóstol Pablo describió ese amor que nosotros podemos experimentar con estas palabras: “Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor” (Ro. 8:38-39). 
Después de aceptarlo, debes experimentarlo. Para experimentar el amor de Dios debes aprender a RECIBIR AMOR y DAR AMOR. Las heridas y experiencias negativas del pasado pueden haberte motivado a dejar de confiar en los demás, no creer en el amor, o dejar de abrir tu corazón a los demás, te has encerrado para protegerte… pero eso te ha dejado vacío de amor también. Cuando uno abre su corazón al amor, también existe la posibilidad de que te hieran. Pero, eso no debe desanimarte. Aún así, vale la pena amar y ser amado.
Ágape (una de las palabras para amor en griego): Es el amor verdadero, fiel, imperecedero y sacrificial, el que viene de Dios y que Dios nos da a nosotros para amar a todos nuestros prójimos. El amor de Dios que entre los hombres crea una nueva realidad, es también el fundamento del amor interhumano. Es el amor que nos permite valorar a nuestro prójimo, darle prioridad a otro en vez de a nosotros mismos. Y Jesús va tan lejos como para decir que debemos amar aún a nuestros enemigos.
Este amor de Dios completa lo que le falta al amor Eros para hacer que nuestro matrimonio funcione. Es este amor de Dios que hace que el amor filial dure y se haga posible (Simón, el cananista y Mateo publicano). Este es el tipo de amor que tenemos que practicar en todas nuestras relaciones. Es este amor que nos hace menos egoístas y más generosos.
¡Que esta sea una temporada en la que aceptemos plenamente el amor de Dios y lo experimentemos en formas nuevas y profundas a medida que le abrimos nuestros corazones, nuestras manos, nuestras mentes y nuestras vidas!


3. Compartir su amor.
Durante siglos se han escrito poesías, novelas, obras teatrales y canciones acerca del amor. Cuando nos sentimos enamorados, se nota. No podemos disimularlo porque el amor se desborda.
El regalo del amor de Dios es igual, es para compartirlo. Y, de hecho, cuando compartimos este regalo en vez de quedarnos con menos, produce más. Después que aceptamos y experimentamos el amor de Dios, el próximo paso lógico es compartirlo, dejarlo que brote de nosotros e inunde a todos los que están a nuestro alrededor.  

Juan explicó este proceso en 1 Juan 4:9-11DHH: “Dios mostró su amor hacia nosotros al enviar a su Hijo único al mundo para que tengamos vida por él. El amor consiste en esto: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo, para que, ofreciéndose en sacrificio, nuestros pecados quedaran perdonados. Queridos hermanos, si Dios nos ha amado así, nosotros también debemos amarnos unos a otros.”.

El amor de Dios viene a nosotros y fluye a través de nosotros. Cuanto más lo aceptemos y lo experimentemos, más querremos compartirlo con los demás. El amor cuanto más lo damos, más tenemos…

En los tiempos cuando Brooklyn era un lugar donde la gente tenía miedo de caminar por la calle.
Nicky Cruz, que era el temido líder de los Mau Mau de Brooklyn. Dice del predicador David Wilkerson:
"Él sabía que una bala podía atravesarlo, que podía morir, pero se quedó firme, porque era obediente a Jesús.  Jesús le envió allí para llevar el mensaje a las pandillas.... Yo casi lo mato, porque realmente estaba totalmente lleno de odio. Fue entonces cuando me dijo que Jesús me amaba. Cruz recuerda: “Le escupí al pastor en la cara, y lo golpeé diciéndole: no creo en lo que usted dice, ¡salga fuera de aquí!”. Pero el pastor David le dijo enseguida: “Me puedes cortar en mil pedazos y arrojarlos a la calle, y cada pedazo te seguirá amando”. Esas palabras cambiaron la vida de Nicky Cruz para el resto de su vida hasta que llegó postrado a los pies de nuestro Señor Jesucristo. (de "La Cruz y el Puñal" de David Wilkerson).
¿Cómo compartirías el amor de Dios en esta temporada?:

·         Dedicar cierto tiempo para disfrutar de tu familia,
·         Ponerte en contacto nuevamente con un amigo que se ha alejado.
·         Podría significar servir al prójimo o a algún desconocido,
·         Buscar a alguien que sospechas que se siente solo o lastimado.
·         Perdonar  a alguien que te ha herido o
·         Pedirle disculpas a alguien a quien tú has ofendido.

Piensa ahora mismo en alguna vía por la que puedas compartir el amor de Dios durante esta semana, y entonces, mantén tu corazón y tus ojos abiertos al mundo que te rodea mientras se acerca la Navidad.

Mantengamos centrada nuestra atención en hacer de este Adviento un tiempo de amor que haga un mayor impacto que los adornos y las canciones navideñas. Deleitémonos en el amor de Dios y dejemos que brote de nosotros para que otros puedan conocerlo. ¡Que este sea un tiempo para aceptar, experimentar y compartir el regalo del amor de Dios de un modo nuevo y más intenso!

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